La dulzura de tu sueño.

viernes, 25 de marzo de 2016

Te veo dormir dulcemente.
Con el pecho subiendo y bajando suavemente en cada respiración.
En este instante todo parece tan perfecto, tan puro, tan bucólico.
Las heridas de guerra se esconden bajo la manta del sofá.
Las miadas asesinas se suavizan bajo los párpados.
Estás tan jodidamente guapo.

Yo aquí, tan normal, 
escribiendo del típico momento cuando te encuentras en los brazos de Morfeo.
He arreglado ya el desastre de la cocina, 
me he tomado un café humeante 
y no tengo la más remota idea de qué hacer para que no me consuman los nervios.
Mi salvoconducto es siempre la poesía.
No quiero escribir de ti.

Cada noche durante estos cinco días, 
he mirado la luna que tanto te gusta capturar.
Me fundía en la naturaleza que tenía el color de tus ojos a la hora del amanecer.
Cada camino solo quería que subiera más alto para poder sentir el vértigo de las montañas
e intentar igualar la altura de tus abismos.
Pero estaba yo con la lluvia calándome y era como nuestro invierno emocional.

Me dices que hoy en mitad de la noche te has levantado un par de veces porque tenias miedo de que me hubiera ido sin avisar, sin despedidas, tan silenciosa como siempre.

Aquí estoy, mientras tu sueñas con los ojos cerrados.
Yo suspirando con las pupilas dilatadas.
No se me da bien quedarme.
Aunque este instante lo merezca.

Ayer tocabas la guitarras y me quemabas con tu mirada de incendio, 
con ganas de escuchar mi voz ronca tatarear "hero-family of the year".

Eres mi mal necesario, 
mi error matemático sin solución.
Siempre estoy a dos o tres notas musicales de tu pecho.
No se qué hacer.

Así que me me voy a ir mientras aún sigas inconsciente
y no puedas seguir mis huellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario