Fui
esculpida por tus manos.
Como la
escultura que vuelve erótico a su autor.
Cada curva
era un derrape hacia tus besos.
Cada
escondite un lugar donde depositar una suave caricia de tus dedos.
Yo era la
musa del único artista que negaba su inspiración.
Escondías
tus ganas en el valle no pronunciado de mi pecho.
Y te gustaba
lamer el sabor salino de mi piel desnuda al salir del mar.
Creo que
tenías envidia del sol que podía quemar mi piel.
Así que te
esforzabas en hacerme arder en el infierno del amor entre tus labios.
Cerrabas las
cortinas del ventanal de tu casa
Para que los
curiosos no apreciaran el movimiento de mis caderas al bailar por tu
habitación.
Adorabas ese
juego absurdo de dejarme correr con libertad unos segundos
Antes de
cazarme y empotrarme contra cualquier superficie.
A mis huesos
no les rompía el invierno,
Pero se
calaban cuando tu esencia se alejaba de nuestro camino.
Mi pelo
suelto desafiando al viento.
O recogido
en un moño desaliñado,
Dejando al
descubierto mí cuello
Que se
mataba por dinamitar entre tus dientes.
Yo me cree
así,
A base de
tus huellas dactilares,
De tatuarme
a fuego tu nombre sobre mi piel.
De
provocarte guerras de miradas.
Y sonrisas
de contrabando.
Bajo aquel
éxtasis de deambular por tu casa sin reglas.
Explotabas
la poesía de mi pecho.
Llenabas mis
pulmones de fragancia con sabor aventura.
Y mi
clavícula era la mejor ancla pirata.
Pero...que
quieres que confiese en estas palabras.
Que me marche
a conocer un mundo cruel,
Por la idea
de que el paraíso tenía que existir en algún lugar
Aunque no
fuera contigo.
Había leído
que no eras el único de tu especie.
Que otro
hombre podría electrocutarme con su presencia.
Me fui, como
se van los cobardes o los curiosos.
Te quedaste
con las manos vacías sin tu obra culmine.
Nos alejamos
de la felicidad de apretarnos las manos.
Conocí a la
tristeza,
A él éxtasis
momentáneo,
A la
claustrofobia de sentirme presionada bajo cualquier persona
Que no
tuviera tus yemas.
Volví, como
mendiga que añora un fuego entre sus vértebras.
Un suspiro
de alivio o de orgasmo.
Pero yo no
era yo, y tú ya no eras tú.
Y mandamos a
nuestros orgullos a negociar un pacto insalvable.
Que idiotas
que se quieren a matar.
Y a matar
nuestra esencia se van a otras bocas.
Yo te he
dicho mil veces te quiero cuando no estás.
Tú has
marcado mi teléfono sin respuesta hasta este final
Hola!!
ResponderEliminarVengo de la asociación Blogguer!! No conocía tu blog y te sigo ^^
Pásate por el mio: www.blogpatry.com
Saludos.
Un blog muy chulo, te sigo!
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