Hace unos días publiqué un fragmento del que es uno de mis libros favoritos, Nada, de Janne Teller. El fragmento es el principio del libro, donde se ve la reacción del narrador ante las palabras de Pierre. La verdad es que hubo un tiempo en el que yo me sentía de esa forma.
Me preguntaba de qué valía que me esforzase si al final, todo eso no iba a significar nada. Cabe decir que por esa época estaba bastante desorientada y no sabía que hacer con mi vida. Fue una etapa, y supongo que no fui la única en pasar por ella, ahí estaba Pierre como ejemplo. Todo cambió después, cuando me di cuenta de que sí, tal vez nada de lo que yo hiciese fuese a ser recordado, y tal vez todo perdiera importancia con el tiempo. Pero ¿qué más da? Descubrí lo que quería hacer con mi vida y eso me motivó todavía más. Pero, desde luego, ningún pajarito con un letrero vino a enseñarme los cientos de opciones que tenía. Simplemente me cansé de sentir realmente que nada valía para nada. Así que busqué hasta encontrar cosas que me motivasen, cosas que quisiese hacer. No porque luego vayan a significar algo, sino porque a mí me gustan. ¿Y quién sabe? Tal vez algún día el fruto de mis esfuerzos siga siendo recordado o tal vez no. Pero eso nunca ha impedido al mundo continuar avanzando, y no deberíamos impedirnos a nosotros mismo hacerlo.
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