Estamos
en el año 2823.Una temperatura de treinta y dos grados. Probabilidad de precipitación
de batracios: nula. Palomas parasitadas en un radio de cien quilómetros: del cien
por cien, es decir, todas. Gilipollas funcionales en la ciudad: ochenta y nueve
de cada cien. Segundos para comenzar la historia: tres, dos, uno…
Los
búlgaros han dominado finalmente el mundo, básicamente debido a su lenguaje no
verbal, que confundió a la mayor parte de la humanidad, puesto que cuando
decían “sí” era un “no” y viceversa. ¿Nos vais a atacar? ¿No? Entonces no
limpiamos los cañones. ¡Ostia, que vienen los búlgaros!
Tres
amigos están sentados en una terraza. La camarera trae una bandeja llena de
pastillitas cilíndricas de varios colores y la deposita encima de la mesa de
cinco patas. Andrey alarga la mano, coge una amarilla y se la lleva a la boca.
Bogomil se rasca el culo y luego hace ademán de alcanzar la bandeja pero sus
amigos le censuran con la mirada y entra en el bar a lavarse las manos. Bogomil
se para ante las cuatro puertas de los baños y reflexiona, me cago en diez,
¿quién entiende esto? Una tiene dibujado un pollo, otra un pez, otra una oruga
y la del fondo una tortuga. Abre la de la oruga y ve a un travestido
meneándosela, la melena (y la chorra, al mismo tiempo), y sale sin hacer ruido.
No está seguro de que quiera más sorpresas nuestro amigo Bogomil, así que mira
a la camarera, que descansa en la barra mascando un chicle. Cuando consigue
captar su atención, ella le mira y le grita, ¡No es un pollo, es una polla!
Andrey
está afuera tomándose la tercera pastilla y comentando con Boris las noticias.
Se ve que a Manolo Cubatas le van a operar de la cadera otra vez, dice Andrey.
Boris deja de meditar en sus cosas y pregunta que quién demonios es Manolo
Cubatas. Pues quién va a ser, hombre, la famosa estrella de los 80, tienes que
conocer canciones como Muévela otra vez,
Adelante y atrás, Hula hoop en noche de sábado o el himno
de la década Cadera de platino y noches
de coca y vino. Ya veo, muy interesante, dice desganado Boris.
Qué
te pasa, tío, pregunta Andrey. Nada, estaba pensando en la chica esta con la
que estuve un tiempo, Lara, ya te hablé de ella. Sí, ¿qué pasa? ¿Sabes cómo la
besé la primera vez? No me lo has dicho, no. La besé sin que ella se enterase.
¿Y eso cómo funciona? Llegué al piso borracho una noche e hice el amago de
entrar en su habitación una decena de veces hasta que me decidí y entré, allí
estaba durmiendo ella, tan bonica, me arrodillé al lado de la cama y la besé en
los labios, luego salí de puntillas. ¡Ostia, le pudiste haber metido la polla
en la boca! ¿Y si se despierta? Estaba bromeando, joder. Sí, yo también. Ya…Ya…
Bogomil
regresa del baño y coge un puñado de pastillas y empieza a hablar sobre la
universidad a la que va. He leído que antiguamente, enuncia Bogomil, la gente
iba toda a la misma clase independientemente de su nivel de inteligencia en la
escala TOLA, así se juntaban personas con un 10 de TOLA con otras de 140,
impensable, me cuesta concebirlo, yo sé mi lugar y nunca aceptaría que un 10
viniese a mi clase o que un 130 viniese a la mía, cada uno en su sitio. Andrey
le mira indiferente. Boris también.
Se
quedan callados un rato hasta que Andrey les empieza a recitar un poema que
dice así:
Han muerto varios militares
Y les han hecho funerales
Las más altas autoridades,
Que se acariciaban los cojones en
el palco,
Mientras tanto,
Se pescan cientos de cuerpos en el
Mediterráneo.
Tío,
vas a acabar metiéndote en líos. No me
importa, dice Andrey, para eso estamos, es lo que siento, somos unos
hipócritas, como lo fueron nuestros antepasados. Bueno, ya está, tómate unas
pastillas más y nos vamos a jugar al hombrocesto al poli.
Pago
yo, dice Bogomil, y saca una libreta y arranca tres páginas que le da a la
camarera. Luego empiezan a caminar por la acera. Se cruzan con un mendigo y
Bogomil le da otra página. El mendigo sonríe y empieza a llorar.
Andrés Varela
Eh...la idea es interesante, un mundo muy extraño, es muy curioso, pero necesitaría profundizar.
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