Supongo que a aquellos que dicen que la razón gana al
corazón, son los mismos que encarcelan sus emociones bajo la prisión de
argumentos que destruyen las promesas. Sospecho que esto es un argumento
racional que explica sus actuaciones, pero como he mencionado con anterioridad
son todas teorías basadas en mi mera experiencia pasional como poeta y musa.
Siempre fuimos fuego en mis manos y viento en tus labios,
que animaban mis cenizas cada vez que se convertían en brasas para seguir
iluminando y calentando esos lados de la vida oscuros para los apáticos. Porque
aunque soy miope, tengo la mejor visión de virtudes del mundo a través de mis
peculiares gafas de colores.
Porque amanecía en tus ojos, y ahora anochezco con mi
soledad en el azabache de mis pensamientos. Y en noches como esta sigo buscando
a Perseo, el caballo del cielo en el cual volamos por todo el universo.
Y asegurabas que los científicos tenían que estudiar los
comienzos de la evolución en el palpitar de mis arterias, porque en cada latido
surgía un bigbang de vida.
Hiciste derretir todo mi hielo de reserva en un precioso
lago dónde podernos desnudar, dónde quitarme el sujetador sin que otras miradas
me juzgarán, dónde flotar cuando me hubiera casando de ir contra corriente.
El mundo habla del peligro de las tormentas y la
electricidad mortal, y ninguna de esas dos cosas te impidieron nadar a salvarme
en mi océano de lágrimas para abrazarme hasta reanimar mi corazón y convencerle
que mi pelo rizado era precioso.
Nos hemos despedido en estaciones de autobús, y en silencios
eternos, esto lo hacemos mientras yo toco mi cuello con la esperanza de que tu
elefante me aporte el precioso recuerdo de aquello que decías que habías
viajado mil veces a la luna conmigo, porque mi fuerza vencía a la gravedad. Y
tú sigues teniendo en tu muñeca aquella pulsera tan pasada de moda que se sigue
fundiendo en los árboles de Irati.
Viviremos en otras bocas, otros nombres taparán mis marcas
de uñas en tu espalda, y más de uno recorrerán mi cuerpo descubriendo los
tesoros de mis cosquillas, y mi felicidad innata.
Lo haremos, pero en noches como estas tú rutina te
encadenará tan fuerte, que echarás de menos el caos de mis palabras.
Un amigo me envió aquí a buscar El árbol del relámpago. Creo que él aún no sabe que me ha enseñado el tesoro de tus palabras. Gracias.
ResponderEliminarme alegro un montón que te gustase, cómo suelo decir, algunos "lloramos palabras", a pesar de ello considero que aún me queda bastante que mejorar, aún así muchísimas gracias, porque los comentarios de motivación siempre sacan una sonrisa!:)
EliminarMuchas gracias por los "piropos"! Esperamos que te haya gustado el blog y te quedes por aquí. Un saludo!
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