-¡He tenido tantos nombres como años tiene el tiempo! -dijo con un rugido-. ¡Soy Herne el Cazador! ¡Soy Cernunnos! ¡Soy el eterno Hombre Verde!
El monstruo bajó uno de los brazos, atrapó a Conor y lo elevó en el aire; el viento se arremolinó en torno a ellos haciendo que las hojas que formaban la piel del monstruo se agitaran airadamente.
-¿Que quién soy? -rugió de nuevo-. ¡Soy la espina dorsal que sostiene las montañas! ¡Soy las lágrimas que lloran los ríos! ¡Soy los pulmones que respiran el viento! ¡Soy el lobo que mata al gran ciervo, el gavilán que mata al ratón, la araña que mata a la mosca! ¡Soy el gran ciervo, el ratón, la mosca que son comidos! ¡Soy la serpiente del mundo que se devora la cola! ¡Soy todo lo que no está domesticado y no se puede domesticar! -Acercó a Conor uno de sus ojos-. Soy esta tierra salvaje, y he venido a por ti, Conor O'Malley.
-Pareces un árbol.
¡Hola!
ResponderEliminarMe encanta el fragmento que has puesto, aunque tal vez del libro en sí esperaba un poco más, sobre todo del final.
¡besos!
Uy, pues lo puse nada más leerlo, aún no lo he terminado 😱
EliminarAish, a mí también me encantó ese fragmento, aunque coincido con Irene en que esperaba más de este libro...
ResponderEliminarEse fragmento me pareció genial, por eso lo subí nada más leerlo. ¡A ver si lo termino ya! Que me habéis abierto más la curiosidad.
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