Crímenes pasionales, huellas dactilares.

Dejaba huella por donde pasaba,

 ese era su truco,

cosa que tocaba,

cosa que contenía su marca eterna,

su huella dactilar,

 Era una manera invisible,

de hacer a las personas propias

sin una atadura, sin una soga.

 Él sabía de sobra,

que existían mejores besos que los suyos,

 abrazos más soleados,

 buscadores de lunares que descifrarían el mapa de su cuerpo,

 ladrones de las sonrisas eternas.

 Él era consciente de todo,

 por ello su plan era simplemente retorcido,

te tocaba con sus gélidas manos en tu clavícula,

 y te dejaba la indudable cicatriz invisible

 de su runa lunar,

 desde ese momento te arrastraba la felicidad ,

hasta llevarte a la sobredosis de vivir. 

Arrasabais por las calles,

 siendo arte andante,

 disfrutando de su magia,

haciendo florecer cada una de tus virtudes más ocultas.

Pero para él lo bueno ,

no tiene que ser siempre eterno,

 y dejar una marca imborrable tiene su pecado,

 esa rutina de días que se fueron coleccionando ,

sin ningún tipo de adrenalina ,

que satisfaga nuestros explosivos cuerpos,

se rompió la química a la vez que mi corazón.

Es un capullo,

 con la sensibilidad más profunda que he conocido,

 porque leía sin esfuerzo las ojeras,

sentía vibrar los miedos más arraigados,

 y los convertía en fortalezas.

 Tenía una mente racional y pasional,

  que se mezclaban, sin saber diferenciar,

 qué punto era manipulación y,

qué punto es buen corazón.

Poseía un peligroso brillo en sus pupilas,

 cuando se le ocurrían sus crímenes pasionales.

 Ahí estaba el truco del mago,

él te tocaba,

 pero tú, a él ,no.

Así que cuando denunciabas su ausencia ,

encontraban las huellas,

 pero no al delincuente.

 Él se había esfumado,

y convivías entre días que te mataba el dolor,

 otros que no pesaban nada.

 A veces, recordaba sus defectos,

su infantilismo, y quizás su crueldad,

pero eso, sólo era,

 cuando tu vacío se hacía insoportable.

La moraleja de este cuento,

 es que encontrarás ,

a nuevos ladrones, héroes y villanos ,

 quizás algún artista extravagante,

 o un medio príncipe rana.

 Pero jamás a otro mago

 que te hechice sin dejar rastro,

 que te cambie sin ser consciente,

que te abra los ojos a la eterna imaginación.