Luchamos contra la sociedad por un todo mientras todo nos
recuerda que somos parte de esa sociedad -dice el filósofo que escucha Eric
Clapton mientras sacia su sed con un trago de amarga cerveza de importación-. Quizá
sea la oportunidad de encontrar otro camino para curar nuestra codicia o quizá solo somos un mero
espectador de los acontecimiento mientras estos nos arrastran a un futuro que
haremos nuestro nos guste o no. Pero en fin, que esperamos si nuestro propio
corazón nos exige buscar a la chica más atractiva que podamos embaucar para
regocijarnos en sus brazos de los placeres de la vida material -ya está otra
vez el filósofo-. ¿Cuál es entonces el sentido de una vida sin ti? me pregunto.
Obviamente será una vida de búsqueda de algo parecido, no igual, no estamos
dispuestos a mancillar tu recuerdo humanizándolo con algo tan banal como una
cara bonita o un culo perfecto, no, ese
no es el objetivo, esa no es la esencia del viaje. Solo buscamos algo similar
para seguir en el convencimiento de que continuamos, aspiramos a las
imperfecciones que implican tu memoria pero que combinadas y observadas por una
visión subjetiva de un joven enamoradizo y romántico de profesión se convierten
en la perfección personificada. Perfecta como el cristal. Tan perfecta que
corta.
Ángel Ligero
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