Nunca he sido de favoritismos. Desde que podía contar los
años con los dedos de las manos me han gustado muchas cosas, pero nunca ha
habido un color favorito, un numero de la suerte, un juguete especial, una película
preferida, ni siquiera un único mejor amigo.
Cierta falta de determinación por negarme a conformarme con
uno solo.
¿Quién te manda a elegir y catalogar a uno como el mejor?
Diez años mas no han servido para que eso cambie, sin
embargo ya no son juguetes, ni tampoco colores.
Qué manía, qué obsesión con
hacer listas y rankings, qué necesidad de valorar y poner a uno por encima de
todas las demás opciones.
¿Acaso es tan raro pensar que cada uno tiene su algo
especial, sin ser mejor o peor?
Hay veces que eligiendo se pierde más porque simplemente
elegir es innecesario.
Coste de oportunidad suelen decir, yo prefiero llamarlo
capricho y "tener que identificarse con algo"
Pero si tuviera que escoger, te diría que mi canción
favorita es la que consigue erizarme la piel sin importar el resto del mundo.
Mi película preferida aquella con la que siga riendo y
llorando tras verla mil y un veces.
El color diría que el del atardecer de cada día. Nunca sería
el mismo dos veces.
Número no sabría escoger, pero una buena opción es el del
minuto en el que la hora deja de importar y el momento es lo que cuenta.
Tampoco podría decirte un mejor amigo, sería demasiado egoísta
etiquetar de eso a una sola persona, siendo tantas las que me aportan tanto día
a día y que llamarlas increíbles no basta, pero añadiría que una de ellas es mi
sonrisa, esa que no me falla cueste lo que cueste.
Si me apuras te digo que mi rincón favorito es sin duda el
que encuentro en cada abrazo de la gente que quiero.
La sensación definitivamente sería la de ilusión. En sus mil
maneras posibles.
E incluso me atrevería a confesarte que el sabor que más me
gustaría es el de una boca diferente con un toque de chocolate.
Pero, afortunadamente, no tengo que hacerlo. Como ya he
dicho, nunca he sido de favoritismos.
(Y por eso me doy cuenta de la hipocresía que tiene el
querer que tú elijas, que escojas una opción por encima de las demás y la
catalogues como mejor.
El problema está en que ya no son juguetes, sino
personas de lo que estamos hablando, y esas no vienen con manual de
instrucciones en caso de romperse)
Gabriela Betancourt
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